Si hablamos de producción de cacao sostenible, probablemente pensemos en tradición, agricultura y sabores únicos. Pero en la Amazonía ecuatoriana, una compañía ha demostrado que también es posible producir chocolate de manera innovadora, amigable con el planeta y con un fuerte compromiso hacia las comunidades locales.
Una historia desde la Amazonía
En Ecuador, país reconocido por su cacao de altísima calidad, se encuentra Paccari, una empresa que decidió cambiar las reglas del juego. Allí, en pleno corazón amazónico, se cultiva cacao bajo prácticas libres de monocultivo, fomentando la colaboración entre comunidades que conviven con los bosques y respetando la biodiversidad de la zona.
Este modelo apuesta por la agricultura biodinámica, que entiende cada cultivo como un ecosistema vivo, donde suelos, plantas, animales y personas trabajan en equilibrio. El resultado: un cacao que no solo conserva su sabor excepcional, sino que también contribuye a la regeneración del entorno.
Innovación en cada detalle
La sostenibilidad no termina en la cosecha. Paccari sustituyó el plástico de sus envoltorios por materiales biodegradables hechos a base de celulosa vegetal, que se desintegran en 180 días mediante compostaje. Además, la empresa migró a un sistema de energía solar, reduciendo la contaminación tanto en su fábrica como en sus centros de experiencia.
Otro de sus sellos distintivos es el modelo “Del Árbol a la Barra”, que busca conservar y reflorecer el mejor cacao del mundo sin químicos ni pesticidas, garantizando una cadena de valor transparente y respetuosa con el medio ambiente.
Un dulce ejemplo de sustentabilidad
Gracias a estas medidas, Paccari ha conseguido certificarse como carbono-neutral, demostrando que el chocolate puede ser sinónimo de placer y, al mismo tiempo, de responsabilidad ambiental.
En Factor de Cambio creemos que historias como la del cacao sostenible en Ecuador son una prueba de que la innovación y el respeto por las comunidades pueden transformar industrias completas. Porque detrás de cada tableta de chocolate, puede haber un futuro más justo y más verde.



